martes, 25 de abril de 2017

Añe (Segovia) España (65)




Llegando a Añe podemos ver ya los tejados a la segoviana, que nos da la esperanza de que sea lo habitual en el pueblo.



Como dice la Web del ayuntamiento de Añe, el nombre viene de Fannius, nombre del poblador medieval del cual ha derivado a Fañe y al nombre actual.



La Iglesia de San Juan de nave baja, con tejado tradicional a canal, con el campanario en la parte delantera y el típico rebaje a otra agua, de la arquitectura tradicional en la parte posterior, que no ocupa toda la fachada trasera.



Junto a un grupo de tejados tradicionales a la segoviana, podemos encontrarnos en esta plazuela, el típico potro de herrar, realizado con piedra berroqueña.



A las antiguas escuelas les han buscado una nueva función, dada la inexistencia de demanda infantil para su uso y ya que el Camino de Santiago, también pasa por aquí, las han reconvertido  en albergue y mantienen de momento su tejado a la segoviana.



Existen variedad de viviendas que mantienen el tejado tradicional, pese al empuje de las nuevas tejas en las reformas y casas nuevas.



Algunas viviendas solo necesitan una adecuación, para que sigan sirviendo de morada, manteniendo su tradicional impronta, que si se espera demasiado costará mucho más, o se perderá.




Hay otras que o por ser más actuales, mantienen una perfecta estructura de tejado tradicional, que se puede ver en la alineación de sus ríos y la planimetría de sus faldones.




No solo tejados y fachadas de cal, se deben conservar, están desapareciendo las puertas de entrada y sobre todo las puertas carreteras de madera, que se sustituye por otras de chapa, pudiéndose evitar en muchos casos con pequeñas prácticas de conservación.




Las fachadas de adobe y piedra tienen su mejor aliado para la conservación, en los morteros de cal, que dejan transpirar los muros y evitan que se desprendan los revocos.



Los aleros pequeños y las fachadas expuestas a la orientación de lluvias, hacen que los morteros después de largos años sin mantenimiento se desprendan; quizás la mala calidad de los morteros también hayan favorecido su desprendimiento, por su composición o espesor.

Cantando bajo la lluvia